miércoles, 21 de noviembre de 2007

El origen humano del calentamiento global desacreditado

Leer hasta el final, copiado de GOLEM blog.


Un trabajo publicado en el número del 3 de noviembre del Journal of Geoclimatic Studies muestra que el calentamiento global no está provocado por la actividad humana sino por el incremento del número de bacterias emisoras de CO2 en los fondos marinos. La referencia completa es:

Daniel A. Klein; Mandeep J. Gupta; Philip Cooper; Arne F.R. Jansson, (2007), Carbon dioxide production by benthic bacteria: the death of manmade global warming theory?, Journal of Geoclimatic Studies, 13(3): 223-231.
DOI:152.9967/r755100729-450172-00-4

Donde los dos primeros autores son del Departmento de Climatología (University of Arizona) y los dos segundos del Departmento de Física Atmosférica (Göteborgs Universitet).

El incremento de dióxido de carbono es natural y de origen bacteriano. Remitirá en los próximas décadas por lo que la alarma actual es infundada. Sigamos contami- nando que no pasa nada.

El trabajo de Klein y colegas desacredita la teoría actualmente propuesta de que la causa primaria del calentamiento global son las emisiones de CO2 originadas por la actividad humana. Traduzco el resumen:

Se ha establecido que el incremento de la temperatura global se debe mayoritariamente al incremento de concentraciones de dióxido de carbono en la atmósfera. La posición de "consenso" atribuye este incremento a la quema de combustibles fósiles en los procesos industriales. Este es el mecanismo que sirve de apoyo a la teoría de calentamiento global de origen antrópico.

Nuestros datos demuestran que los que suscriben la teoría de consenso han obviado la fuente primaria emisora de dióxido de carbono. Mientras que una pequeña parte del incremento de las emisiones puede atribuirse a la actividad industrial, esta es ampliamente sobrepasada (más de 300 veces) por los volúmenes crecientes de CO2 producidos por eubacterias saprofíticas que viven en los sedimentos de las plataformas continentales que flanquean los océanos Atlántico y Pacífico. Es más, las emisiones bacterianas, al contrario que las industriales, se ajustan con exactitud a las fluctuaciones de la temperatura global de los pasados 140 años.

Este trabajo propone también un mecanismo para explicar el incremento de las emisiones bacterianas de CO2. Una serie de "explosiones" naturales de algas que comienzan en el sigo XIX causaron mortalidades masivas entre los principales predadores de bacterias, los moluscos braquiópodos del género Tetrarhynchia. Estos periodos de explosión de algas, como muestra el registro paleontológico, se han producido por más de tres millones de años y siempre se les ha acompañado un importante incremento de emisiones de CO2 como resultado de la multiplicación bacteriana cuando la presión de predación disminuye. Este fenómeno dura unos 150-200 años. Si el episodio actual es consistente con este registro podemos esperar un máximo de emisiones entre este momento y la mitad del siglo, volviendo luego a los niveles de base. Nuestros datos sugieren que la actual inquietud sobre el calentamiento global de origen antrópico no tiene fundamento.

El trabajo no ha estado exento de dificultades y hacen algunas denuncias demoledoras:

Cuando hemos retado a eminentes científicos del clima que suscriben la teoría de "consenso", nuestro interés a tropezado con evasivas y en algunos casos con reacciones agresivas. Esta discusión ha sido prohibida por los editores de revistas científicas. Esta revista es una valerosa excepción pero ha estado bajo una gran presión para que no planteara el asunto. Se deben, concluimos, simplemente a que hay demasiado en juego.

Y no sólo eso sino que se arriesgan por una causa justa:

Nuestros resultados nos colocan en una difícil posición. Consideramos nuestra obligación publicarlo tanto por objetividad científica como para impedir un terrible error (por sus consecuencias extremadamente costosas) por parte de los gobiernos del mundo.

Sabemos que esto puede poner nuestras carreras en dificultades.

Hemos sido advertidos, individual y colectivamente [...] de que podemos ser privados de toda financiación en el futuro e incluso podemos arriesgar la financiación de los departamentos donde trabajamos.

Creemos que esta intimidación académica contradice el espíritu de la libre investigación [...] y deploramos las respuestas agresivas que hemos tenido antes de la publicación y tememos la reacción que este trabajo pueda provocar.

Las dificultades vienen avaladas por el editorial del JGS, (ahora inaccesible pero copiado aquí) y que decía entre otras cosas:

Antes de venir a esta revista, Daniel Klein y colegas enviaron su trabajo a otras 43 revistas. Todas lo rechazaron y ninguna dió razón científica de su decisión.

Una conspiración en toda regla.
Bueno, hasta aquí la reseña de este apasionante y heroico trabajo. Ahora los metadatos:

Hay más detalles interesantes y divertidos para la gente curiosa. Por ejemplo, los supuestos predadores son, según ellos, "moluscos braquiópodos", cuando se trata de grupos (Phylum) diferentes: Mollusca y Brachiopoda.

Otro ejemplo, en este caso una referencia:

Tibbold, WR and JD Rawsthorne (1998). Miocene, Pliocene and Plasticine fossil records for eukaryotic mass on the West African continental shelf. Journal of Submarine Research 18:5. 196-203.

Mioceno, Plioceno y Plasticino, sí, han leido bien.

Y así todo, una mezcla de jerga científica, ecuaciones delirantes (Q³uct, jyΦ = ∑cy³11, por ejemplo) y referencias falsas mezcladas con otras verdaderas.

Puestos a comentar algo, diría que este intento de fraude revela lo peor y lo mejor de internet. Por un lado, cualquiera puede montarse una fachada más o menos convincente y vender falsedades dándoles la apariencia de un trabajo honrado. Por otro, el fraude se destapó en muy pocas horas gracias también a dos circunstancias: la existencia de la red que permite verificar los datos de forma independiente y la existencia de personas que no se tragan todo lo que le dicen.

En España el trabajo no ha tenido eco porque nos enteramos de todo tarde, como siempre, eternamente pendientes de crisis políticas catastróficas que nos acercan asintóticamente al día del juicio final. Menos mal que en este caso no había nada de que enterarse.

Que tengan un buen fin de semana.

Nota: en Nature hacen una entrevista al supuesto autor del artículo fraudulento. No les recomiendo que la lean ya que aquí usa de nuevo un nombre falso y desde el anonimato su credibilidad es igual a la del propio artículo: nula.


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